Carlos Rodríguez, una figura icónica en el automovilismo costarricense, no solo destaca por sus habilidades al volante sino también por su visión empresarial que ha dejado una marca indeleble en la escena automovilística del país. Como piloto y último propietario del Autódromo La Guácima, Rodríguez ha forjado una trayectoria excepcional tanto en la pista como en los negocios relacionados con el automovilismo.

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